jueves, 29 de mayo de 2014

wiracochapampa

Wiracochapampa
Las investigaciones arqueológicas expusieron paredes enterradas hasta con cuatro metros de profundidad, que representarían un momento inicial de construcción. Lo curioso es que estas paredes están dotadas de vanos, umbrales, conductos para drenar agua y hornacinas pequeñas (ventanas ciegas o nichos).
La construcción de Wiracochapampa empezó con la excavación de profundas zanjas en el terreno, dentro de las cuales se levantaron muros de hasta cuatro metros de altura, detalló el arqueólogo Cristián Vizconde, jefe de la Unidad de Investigación y Conservación de la Unidad Ejecutora.
Víctor Tufinio, arqueólogo responsable del proyecto de investigación, explicó que se trata de un agrupamiento de osamentas que corresponden a tres individuos distintos. Entre los restos figuran cráneos, uno de los cuales todavía presenta ornamentos de metal adheridos, que posiblemente corresponderían a orejeras.
Se trata de proyecto de Puesta en Valor del subsector C del sector 1 del sitio arqueológico Wiracochapampa, que tiene cuatro componentes: investigación arqueológica, conservación de las estructuras, actividades de educación patrimonial enfocadas en la población aledaña, e implementación de senderos de visita.
Los talleres de sensibilización y educación patrimonial se realizan después de finalizado un estudio sociocultural de las comunidades campesinas, y también está enmarcado en la ejecución de los proyectos de inversión pública.
Estas actividades forman parte de un “componente social” que acompaña las dos principales líneas de acción (arqueología y conservación) en las que se basan los proyectos de recuperación de los sitios que forman parte de la jurisdicción de la UE.
Las excavaciones arqueológicas, que buscan obtener información sobre el diseño arquitectónico, la secuencia de ocupación, y función del sector, se encuentran en más del 60% de avance. La actividad se complementa con trabajos de conservación de los muros del complejo arqueológico Wiracochapampa, que muestran evidencias de desgaste y colapso estructural.
Gracias a ello los proyectos culminados por esta entidad (Las Torres, Las Monjas B y Las Monjas D) tendrán entonces un plan de monitoreo permanente, orientado a determinar en qué medida las inclemencias del clima de altura afectan las estructuras arqueológicas restauradas.
El dispositivo permite medir hasta 14 variables distintas del clima, datos que son indispensables para conocer qué tan difíciles son las condiciones ambientales que los edificios restaurados deberán soportar.
El responsable de la Unidad Ejecutora, Marco Rosas Rintel, informó que el setenta por ciento del personal que trabajará en el proyecto es de la zona, “un hecho que permitirá contribuir al enriquecimiento de su identidad, comprometerlos en tareas de protección del patrimonio y promover en ellos el desarrollo de habilidades y destrezas en el trabajo técnico de arqueología y conservación como una herramienta para mejorar su calidad de vida. 

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